"Les cuento un poco del Pentatlón de Durazno de Ernesto
Durán.
Yo me había enterado por Facebook de esta actividad y me
entusiasmé con la idea de hacerlo y empecé a dar manija a compañeros de
trabajo. En definitiva, terminamos siendo cuatro parejas vinculadas al BSE.
Arrancamos el domingo, temprano, rumbo a Durazno y llegamos con bastante
anticipación, por lo que fuimos las primeras parejas en anotarse. Las
categorías eran, parejas de mujeres, (que no hubo ninguna), hombres, y mixtas,
y a su vez menos de ochenta años, (la suma de las edades), y supra ochenta. En
mi caso que iba con Gonzalo Chaibún, fuimos la primera pareja de hombres supra
ochenta en anotarse, situación que permaneció incambiada.
Estaba previsto que se largara a las 9:30, y se terminó
largando después de las 10:30, después de una charla técnica plagada de
detalles que hacía parecer mucho más
largos los recorridos de lo que eran.
Comenzamos con la parte de corrida, que salía frente al Club
Durazno en Santa Bernardina, y después de correr un par de cuadras nos metíamos
en el monte del Yí , cruzamos el río corriendo y pasamos por el camping y
fuimos bordeando el río hasta cruzarlo nuevamente y volver al Club.
Para la segunda etapa, tomamos una cámara inflada y cruzamos
nadando un pedacito, y mayormente caminando el río, y ahí después de hacerle
caballito a Gonzalo, armar un puzzle, (que era un adhesivo de Fagar recortado,
que había que armar pegándolo en la canoa), y una operación matemática muy
complicada a resolver, (la mayor dificultad era separar en términos, a saber: 7
x 3 + 2), hicimos la travesía en canoa. Ésta fue la más dura para mí, por la
falta de entrenamiento, más allá de una clase que me dio Álvaro Nieves.
Volvimos al Club y tomamos la bicicleta, que salvo en
un par de repechos, fuimos encima ambos.
Aguantó bastante bien la bicicleta de Nacho, mi hijo, que fue lo mejor que
pudimos conseguir. En bicicleta llegamos al punto donde estaban los caballos, y
después de acertar un par de tiros con honda, nos dirigimos al sector de
largada. Como no había caballo disponible, mientra yo esperaba que le
acomodaran el recado a uno, Gonzalo arrancó corriendo, después lo alcancé a
toda carrera y al mejor estilo de películas de cowboy, le dejé el estribo
libre, lo tomé del antebrazo y subió casi en marcha, y terminamos el trayecto
al galope, (pobre caballo).
Tomamos nuevamente la bicicleta y culminamos la actividad.
Al llegar al Club utilizamos las duchas del club, y nos
sirvieron el almuerzo".
Album de fotos:
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