jueves, junio 07, 2012

El Pirata da Rua en su tierra corrió los 42k de Porto Alegre

Acostumbrándonos ya a al menos 2 maratones por año el rojo Pirata da Rua (Heber Solari), nos representó con una gran barra de uruguayos en los 42k de Porto Alegre, arribando con un tiempo de 4:56. Grandes felicitaciones!

Race Report:


La quinta del Pirata

No, no…no es que el tipo se haya comprado una chacra o algo así…él completó su quinta maratón.
Si, ese personaje que me acompaña desde hace 6 años, hizo su quinta maratón en la tierra que le dio origen a su nombre…y lo vi felíz,…felíz, porque después de un largo viaje, pasar por distintos bufet libres y una cena de pastas el sabado de noche(como para limpiar la culpa), dejar todo pronto y a las 4:30, levantarse para desayunar y partir hacia la largada, ya estaba pronto para disfrutar.
En la largada, mientras comenzaba a aclarar el día, seguian llegando corredores y ya se empezaba a vivir la prueba.
Unos minutos antes de largar, alguien le dice: “Pirata, sos vos?”…creo que si, contestó,…era un compañero de la maratón de Punta del 2009 con quien la terminaron casi juntos, y luego de charlar un rato decidieron correrla juntos. Cuenta regresiva …y se largó. Espectacular largada, con mucha algarabía. El Pirata y Fernando ,su compañero de  maratón, iban bien, tratando de controlar el ritmo. En los primeros kilómetros ,mas allá de disfrutar del recorrido por rambla y centro, Él (el Pirata),trató varias veces de bajar el ritmo, que en principio iba a ser a 6 maso, pero que varias veces  fue de 5:15, 5:30, pero el”pelotón” te llevaba. Lo ví, “falando” un portugués casi inentendible, con corredores, en su mayoría brasileros, gente al costado de la ruta, y colaboradores de la maratón, lo que le daría mas dolor de garganta que de piernas.
Se sucedían los kilómetros, se regularizaba el ritmo, salvo cuando Fernando paraba para acomodarse los plantales que no calzaban en los championes que estaba estrenando (gran error), y debido a eso hacían cambios de ritmo, que después pasarían factura. En el k 21se sentía muy bien, iban 2:11 de carrera. 2 kilómetros mas tarde quedaría solo ya que su compañero provaría acortar tiempos. Tranqui, tranqui, fue llegando al k 30 y miró hacia los costados y no estaban, pero miró hacia adentro y estaban ahí, el cuerpo se sentía bien ,con piernas un poco cansadas pero daban para mas.(NO HABÍA MURO!!!).
Ya en el k 31,(un repechito)decidió caminar rápido apenas 200 o 300 metros que le dio para pasar a 8 o9 corredores brasileros que comentaron algunas cosas que ya contará.
En el k 33 alcanzó a su compañero que seguía acomodándose los plantales y se le notaba bastante cansado. Aliento mediante, siguió a un  ritmo lentón pero parejo. Ya entrando en la rambla(recta final larga)k 34, cada paso costaba, pero el trote lento seguía, una ampolla o algo así en el pie izquierdo, se hacía sentir paso por medio y la espalda que parecía cargar una gran mochila, se llevaba toda la atención. Por suerte, el ánimo impecable. Venía “falando” con Jair, un veterano brasilero, con el que se prometieron tomar unas “cipiras” al llegar.
Jair que se va quedando, y solo nuevamente. De los escasos y dispersos corredores que se divisaban, muy pocos podían no arrastrar los pies. Al grito de “dale que yo solo no puedo”(pero en portuñol), logró arrastrar a una corredora brasilera que su cara reflejaba el dolor de cada parte de su cuerpo, la que 500 metros mas adelante comenzara a caminar muy lentamente de forma robótica. Del 38 al 39 fue el kilómetro mas largo, parecía que no llegaba mas y casi desesperaba. Y ahí, dos brasileros,le dijeron “vamos uruguasshoo, que vamos a ir a la maratón de punta del este”, y esa bobada lo saco del momento que estaba pasando. Ya en el último kilómetro, y al escuchar la música de la llegada, la emoción se empezaba a hacer notar, y lo mas, fue ver a un grupo de uruguayos con banderas que comenzaban a alentarlo. En ese momento a falta de 500 metros, una compañera de alco, comenzó a trotar junto a él, coreando su nombre y alentando a las personas que estaban en la vereda diciendo:”aplaudan al uruguayo” a lo que la gente respondía alentando y aplaudiendo. La humedad de la emoción no se hizo esperar mas, y con los ojos nublados, se dirigió a Elena, que  lo esperaba  a metros de la llegada, para decirle lo que sentía. Y el momento llegó, cruzó la meta y lo ví felíz …

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