jueves, octubre 24, 2013

Race Report Maratón Bs. As. 2013 del rojo Edgardo Cerecetto

Estimados amigos Rojos

En mi caso esta historia arranca un año atrás, en octubre de 2012 cuándo junto a otros compañeros del BSE comenzamos a entrenar en el Cantero por impulso de Guillermo García, el mismo que luego nos invitó a formar parte de corredores Los Rojos unos meses después. Ya te lo dije varias veces pero lo repito: eternas gracias García!

El año transcurrió entre entrenamientos, carreras de 10 km en la AAU y alguna que otra maldita lesión impertinente. También fui conociendo a muchos compañeros de Los Rojos y de otros equipos, compartiendo viajes, comidas, buenos momentos y de los otros, pero aprendiendo sobre todas las cosas que juntos podemos lograr cosas bastante más grandes de las que lograríamos indivualmente.

Sinceramente no preparé bien la maratón, por el simple hecho de que no era una de mis metas para este año, pero luego de poder llegar a la meta en la 32 k del Cantero un mes antes de la maratón dije...."son 10 km más., porqué no intentarlo". Y como siempre hace falta un poco de locura en la vida al otro día de dicha carrera me anoté en la maratón.

Luego de la euforia de tener menudo desafío por delante fue que se complicaron las cosas. Apareció por el aumento de la carga de entrenamientos una tendinítis de rodilla. Parecía el principio del fin. 
8 dìas antes de la carrera luego de la 10k Reebok que apenas pude terminar a duras penas fue que dije: "no corro en Bs As". Enseguida le comuniqué la decisión a Mario y a Ale Silveira, los cuáles me dieron todo el apoyo y se pusieron a las órdenes para lo que sea, cosa que agradeceré siempre. Ni que hablar del apoyo y del aguante de mis amigos rojos-ticholos Guille Carvalho, Ale Cappi, Nadine, Ale Sosa y Pacci, ellos me bancaron en todas y siempre estuvieron ahi con palabras de aliento y un aguante gigantesco.

Por suerte el destino o no se quién puso en mi camino un doctor, que todavía no se bien cuál es su especialidad, lo que si sé es que el martes previo a la carrera al ir a verlo, ya sin esperanzas de poder correr me dice: "quedate tranquilo, vas a poder correr, te va a doler, pero vas a poder correr", mi cara y mi ánimo se transformó, no daba crédito a lo que escuchaba, me dijo que con un tratamiento de ozono si bien no iba a estar 100% iba a llegar a la meta. Y bueno, hice un trote de 7 km al día siguiente, lo toleré bien por lo cuál dije..."el pasaje y la inscripciòn están pagas, solo hay que intentar llegar" y me decidí a correr.

Y llegó el viaje a Bs As, ya desde la partida en el Buquebus había olor a maratón. Las anécdotas de Rojos con varias maratones encima, los consejos, los mensajes de aliento, el encuentro con compañeros de otros equipos, la convivencia en la casa "del gran hermano Rojo", la foto en el Obelisco junto a todos los uruguayos,  todo hacía que uno esté contento de estar ahí, contento de vivir esas experiencias, que sin dudas son poco comparables con otras cosas. Todo me llevaba a pensar en lo siguiente: "si esta es la previa...que me espera en la carrera?" y la respuesta fue simple: me esperaba lo mejor.

Llegó el día, llegó el tan ansiado día, el domingo 13 de octubre de 2013, día de la Maratón de Bs As, de las más importantes de Sudamérica y porque no del mundo y saben que? yo estaba ahi, sin chances de ganar la competencia, pero si con grandes chances de ganar algo más importante, de ganarme a mi mismo. 

Se acercaba la hora de la largada, increíblemente la emoción y las ganas de salir eran mayores que los nervios lógicos del momento. Recuerdo el saludo emotivo con todos los compañeros de entrenamiento, las ùltimas palabras, el "vamo arriba" clásico de los uruguayos que no hace hacer cosas que otros no pueden ni soñar, y....por fin partimos.

Creo que el primer km lo hicimos sin darnos cuenta, era tal la alegría que uno sentía que iba en el aire, que todo estaba perfecto, que estaba donde quería estar. La emoción era grande, reconozco que se me nubló la vista. 
Y fueron pasando los primeros  kilómetros,  la carrera la íbamos llevando de acuerdo a lo planificado  con Ale Silveira, una tremenda compañera, sin problemas, disfrutando como nunca. Así pasaron los 10-12kms, de los más disfrutables de mi vida.

Luego se empezó a sentir la carrera, hasta los 27 si bien no tuve mayores complicaciones el esfuerzo se hacía sentir, estaba aumentando la temperatura y el paso de los km estaba dejando su huella.

Al llegar a los 27 tuve que dejar ir a mi compañera, la cuàl me quiso esperar un poco pero no había caso, la mala palabra se estaba haciendo escuchar: RODILLA, por lo que le pedí que siguiera con la sensación de haberle fallado en ese momento.

Unos km después me encontré con Miguel Romero, quien me alentó a que no pare y también me auxilió con un anti- inflamatorio que tuvo un efecto más sicológico que otra cosa, pero sirvió sin dudas. Gracias Miguel.

Luego se sumó el malestar estomacal para completar la faena, pero, como por algo pasan las cosas, en ese momento pude divisar la terminal de Buquebus sobre la costanera bonaerense, les juro que nunca estuve tan orgulloso de la obra de Lopez Mena! jaja.

Después vino la parte más dura , casi en una pierna en el km 30 a pelearla, abandonar nunca fue una opción. 
Se ve que cuándo uno se  está debatiéndose con su cabeza acerca de como seguir adelante genera ternura o lástima o alguna sentimiento similar En determinado momento escucho: "dale Edgardo, no podés alfojar ahora que no falta nada" y pensé, debe ser gente conocida que me está alentando, pero no, eran 3 chicas, si, 3 muchachas porteñas que pasaron a ser "los ángeles de Cere" por el simple hecho de que me hicieron correr 3 o 4 kms sin parar, no se si para hacerme el galán o por orgullo nada más, pero lograron su cometido, sacarme del pozo. 

Y bueno entre una cosa y otra, entre trotes y caminatas pude llegar al km 37 en el que estaba Mario haciéndole el aguante a todos los rojos y por ser uno de los últimos me acompaño en el tramo final. La alegría de verlo me hizo correr un par de kms más hasta que caí en la realidad nuevamente y sucedió lo que no quería, una nueva parada sanitaria, si será pierna Mario que hasta desde afuera me gritaba "fuerza rojo", no me afloje! jajajajajajaa, muy fuerte, increíble, pero fue así. Mil gracias de nuevo Mario, ojalá podamos devolverte la mitad por lo menos de todo lo que hacés por nosotros.

Así entre pitos y flautas, con un dolor terrible solo pensaba en la meta, en que hace una semana atrás no iba a correr y que casi milagrosamente estaba a pasos de la meta, a minutos de cumplir un sueño.

Y llegó ese momento, el momento en el que se te van los dolores, en el que ves el arco, en el que te salen fuerzas de no se sabe bien de  donde y corrés como si recién estuvieras arranacando. Unos metros antes de la llegada recuerdo una de las postales que seguramente quedarán grabadas en mi memoria por el resto de mi vida: la imagen de mi amiga Ale Sosa alcanzándome el pabellón nacional de acuerdo a lo que habíamos hablado, se cumplían dos promesas, la de ella de estar ahí, la mía de llegar.

Se acercaba la meta, la gente te alentaba como si te conocieran de toda la vida, "dale uruguayo", "no falta nada", "dale rojo", momentos imborrables, los ojos llenos de lágrimas, una emoción que creo ni el más duro de los duros puede aguantar, sensaciones tremendas que solo la reina te puede dar. 

Y por fin crucé el arco, ese arco que nunca soñé cruzar no un mes atrás, sino  siquiera una semana atrás. 
Al  grito futbolero de "Uruguay nomá" que salió muy desde adentro  y con la satisfacción de haber conocido a la reina, a mi primera reina que seguro no va a ser la última, pero que como el primer amor, nunca se olvida.

No sentí que le gané a nadie, sentí algo mucho más importante, que me gané a mi mismo y que si bien las victorias son personales son muchos más lindas si se comparten en grupo, si se comparten con amigos, si se comparten con LOS ROJOS.

Salú y gracias.

Edgardo 

1 comentario:

Unknown dijo...

Mi amor ,mi gran amor el único el gran Edgardo,el mejor amigo,amante y compañero por eso me enamore de vos en mi corazón vas a estar por siempre,por más que la vida haya decidido que no estemos juntos para siempre